Preámbulo Todo niño nace con sus derechos, como cada flor con sus pétalos. Artículo 1 Todo ser humano es un niño, salvo que haya cumplido 12 años y no germine ya en su corazón una piñata. Artículo 2 Acariciados por el arco iris hay niños de todos los colores. Todos tienen los mismos derechos. Artículo 3 La vida le pertenece al niño como la luz al amanecer. Artículo 4 El pájaro cobija bajo las plumas a sus polluelos. Cada país es un árbol: acunará al niño bajo su sombra. Artículo 5 Un jardín para la mariposa, el mar para los corales, tierra para las raíces, un regazo propio para los niños. Artículo 6 Todo tiene nombre en el universo: los elefantes y las hormigas, las pestañas del girasol, la primavera eterna de las esmeraldas. En la escuela el niño aprenderá a deletrear su nombre. Artículo 7 Brillen los niños rozagantes como la salud de las manzanas. Artículo 8 Sin agua y sin alpiste enmudece la flauta del canario, exhausto se apaga el corazón del niño. Artículo 9 Será cuidado por todos aunque estuviese solo, en abandono y perdido en medio del desierto. Artículo 10 Velar por el crecimiento natural del niño, espiga que se yergue lozana y ligera. Reciba los aires benéficos, la lluvia, el sol, el legado de una buena simiente. Artículo 11 Cabalgar sobre un caballito de madera es uno de sus derechos. también abrir un libro como las hojas de una col. Artículo 12 El Verano obligará al Invierno a nevar tibios copos de lana fina para que el niño se reconcilie con el frío. Artículo 13 Ni la rosa de sonrojados atuendos, ni el colibrí engolosinándose de corola en corola ni el matinal lucero de la tarde. En el planeta nada hay más bello que un niño sonriendo. Artículo 14 Nadie le impedirá cubrirse con las melenas del Astro Rey. El niño como el oso con el abrigo puesto es más hermoso. Artículo 15 El Sol y la Luna gravitan en la germinación de la semilla. Será reprobado separar a los cachorros de la leona a la torcaza de sus pichones, a los niños de sus hogares. Artículo 16 A su alrededor en ronda todos los seres (incluidos los abejorros) El niño ni un segundo quede recluido a vivir en soledad. Artículo 17 Un viñedo gigante y egoísta no se compara con un racimo de uvas alimentando los pechos de una madre gestando. Articulo 18 Su palabra es el gorjeo de la fuente. Escucharla con alegría, como escucha la hierba el susurro de la cigarra cuando calla la tarde. Artículo 19 Nadie ofenderá la plegaria de una tribu, sus símbolos, la alegoría de los rituales. Todas las deidades lo protejan y el niño tendrá la ilusión de tocar el cielo. Su oración en cualquier idioma será escuchada. Artículo 20 Lastimarle, no. Ni con pétalo de un cisne. Artículo 21 Por decreto de los ángeles queda abolida de los diccionarios la palabra látigo. ¡Hágase humo huyendo temerosa la palabra castigo! Artículo 22 Jamás se le atarán las alas. El viento es su compañero de aventuras y su mejor tutor. Artículo 23 El corazón del hombre sea un refugio de niños como es el piano un nidal de pájaros. Artículo 24 Un niño impedido (de volar) es como el ala quebrada de una gaviota. Reclama las caricias de una orilla de terciopelo. Artículo 25 Cúrese al niño postrado. Utilícese un rayo celeste para cicratizar sin dolor la súplica de sus heridas. Artículo 26 Los bálsamos, las mieles, la canción de cuna de las sirenas, los rubores de la cucarda sirvan para colorear la palidez de un niño abatido. Artículo 27 Queda prohibido reír mientras un niño carezca de sustento y sea su silueta apenas el guiñapo de una sombra. Artículo 28 Nadie se atreverá a fatigar al niño. Sólo le estará permitido asombrarse, jugar y soñar: trabajos remunerados por la luna. Artículo 29 Ya han sufrido bastante los pájaros con el llanto de las jaulas. Se derretirán los barrotes al primer temblor de un niño cautivo. Artículo 30 No hay niño culpable. Si fueran los adultos serán enjuiciados por un Tribunal de Hipopótamos y Rinocerontes. Artículo 31 En el altar o en el jardín como el cáliz su sexo es sagrado. Artículo 32 Únicamente el néctar de la luna alucinará los ensueños del niño. Ningún otro elíxir emponzoñará su alma y sus manos inocentes. Artículo 33 Sólo podrá ser reclutado por palomas y delfines y marchará por los aires alimentando con terrones de lumbre a las estrellas. Artículo 34 Maravíllese la ventana: una algarabía de niños asidos a la cola de un cometa. Artículo 35 Que su fantasía haga gruñir a la Osa Mayor y lleve a los niños a columpiarse en los anillos de Saturno. Artículo 36 Que ni la más leve nube enturbie su horizonte. Artículo 37 Desde el presente sea una Edad de Oro el futuro de los niños. (*) Arturo Corcuera Publicado en Revista JUNJI. Junta Nacional de Jardines Infantiles. Santiago - Chile. |